La mente de Jesucristo no piensa como piensa el mundo. Si queremos ver nuestro mundo y sus circunstancias como lo ve Cristo, nuestra sabiduría humana no ayudará porque es defectuosa, e imperfecta.
El conocimiento humano sin el conocimiento Divino es inútil y una fuente de poderosas ilusiones porque mientras estemos bajo la carne, nos ocuparemos de las cosas de la carne.
Una persona necesita seguir el tesoro del conocimiento Divino que nos dio Jesús para recuperar su justicia perdida (libertad de la vieja naturaleza) y su santidad (libertad de la carne) a los ojos de Dios. Esto se llama "tener la mente en Cristo".
En esta breve reflexión, el autor ofrece un camino por recorrer con la esperanza de que pueda sernos útil para alcanzar la mente de Cristo y asi vivir una vida más auténtica como discípulos de Cristo en este mundo.