Como Lemurianos antiguos, llegamos a la Tierra desde varios sistemas estelares para traer la Luz Pura del Amor. Elegimos llegar a una Tierra predominantemente cubierta de agua porque nuestros cuerpos eran más sutiles que físicos, y nos era más fácil entrar a un ambiente acuático que estar en tierra. Por lo tanto, comenzamos nuestra aventura terrestre en los hermosos océanos de la Madre Tierra, donde nuestros cuerpos sutiles podrían permanecer conectados más fácilmente a la Fuente. Vivíamos en Totalidad y Amor, siempre conectados a la Luz Dorada de la Fuente.

Esto es lo que éramos como Lemurianos: amor, belleza y gracia. Permanecíamos en la esencia de nuestro Ser y Amor mientras caminábamos y trabajábamos juntos. La Luz estaba en todo lo que hacíamos y era tan natural como respirar.

Los recuerdos de Lemuria están resurgiendo ahora porque como sociedad, nos hemos alejado mucho de lo que realmente importa. Necesitamos que se nos recuerde nuestra Unicidad: todos estamos conectados y cada uno tiene un papel intrincado que desempeñar y un don único que compartir.

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