Jesús de Nazaret no fundó una religión. No instauró sacerdotes ni enseñó dogmas, ritos o cultos. Hace 2000 años trajo la verdad desde el Reino de Dios: la enseñanza del amor a Dios y al prójimo, a los seres humanos, la naturaleza y los animales, la enseñanza de la libertad, de la paz y de la unidad. Él habló del Dios del amor, del Espíritu Libre -Dios en nosotros. Las instituciones eclesiásticas han abusado y siguen abusando hasta el día de hoy de Su nombre y de Su mensaje liberador, apropiándose de ellos y cubriéndolos con dogmas, cultos sacerdotales y conjuros de condenación.

Ahora ha llegado el tiempo en el que el fatal fraude a la humanidad se pone al descubierto y Su mensaje del amor a Dios y al prójimo se va a liberar de los velos de la usurpación religiosa. Basándose en El evangelio de Jesús, unos textos evangélicos apócrifos, Cristo mismo, a través de Gabriele, la profeta y enviada de Dios en nuestro tiempo, ha manifestado -explicando, corrigiendo y profundizando- la verdad: los hechos sobre Su forma de pensar y vivir siendo Jesús de Nazaret.

La Palabra Eterna, el Dios Único, el Espíritu Libre, habla a través de Gabriele, así como lo hizo a través de todos los profetas de Dios: Abrahán, Isaías, Job, Elías, Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios. En la gran obra manifestada Esta es Mi palabra. Alfa y Omega Cristo habla a través de Gabriele, la profeta y enviada de Dios, desde el Reino de Dios sobre el pasado, el presente y el futuro. En Su obra, que es una obra histórica, se dirige a toda la humanidad para explicar lo que enseñó siendo Jesús de Nazaret, cómo transcurrió Su vida en la Tierra y muestra todo lo referente a la gran obra de Redención, que tiene su origen en el Reino de Dios.