Sobre ciudades que enloquecen por puentes basculantes

ebook 394 Km2 de urbana fiereza inspiradora

By José María Martín Ahumada

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Esta novela versa sobre las distintas estrategias que desarrolla una ciudad para influir sobre sus habitantes y así encontrarse a sí misma, ejercicio que obligatoriamente pasa por instilarse en intimidades ajenas hasta volver indiscernibles la ciudad objetiva y la íntima, empeñándose en barajar sus calles, plazas y edificios con las ideas y vísceras de quienes las habitan. El subtítulo hace referencia a la extensión espiritual de una ciudad mediterránea que no se nombra, no porque sea un territorio abstracto o una ciudad costera genérica que podría ser cualquiera, al contrario, su ubicación es precisa y su singular realidad, incontestable, sino porque el nombre que tiene no le sirve y el que se ajusta a su naturaleza todavía lo desconoce. Esa ciudad descubre otra, con una historia y un presente que le son extraños, y esa extrañeza la está desvirtuando dolorosamente. Un nombre que la identifique es lo que persigue, pues su dinámica naturaleza ha dejado obsoleto el último y más longevo. El nuevo se lo revelará aquello que la conforma y vivifica, que no son sus elementos arquitectónicos, ni su geografía, ni su historia, ni su clima, ni su bonanza económica, sino sus habitantes, con uno destacado del resto, Bruno. Compuesta por fragmentos a modo de calles y callejuelas, paseos y avenidas, importa poco cómo se recorra esta novela, si guiándose por el índice o al azar, pues, como quería Walter Benjamin, lo importante al pasear por una ciudad no es saber orientarse, sino aprender a perderse como quien se pierde en un bosque. Estos fragmentos funcionan a modo de aquel pasatiempo infantil en el que uniendo una serie de puntos, a primera vista caóticos, se forma una imagen reconocible, en este caso, el rostro de una ciudad tan radicalmente íntima como obligadamente compartida, tan acogedora como cruel, tan propia como extraña, tan onírica como real. Lo que da unidad a la novela no son sus personajes, sino cómo se relacionan con su ciudad, una ciudad que está obligada a madurar a través de unos habitantes que no siempre colaboran ni están a la altura de sus ambiciones, por lo que debe vencer sus apocamientos, cobardías e incurias, recurriendo a enrevesados ardides, entre los que destaca un maquiavélico puente basculante que está inspirado en la serigrafía de 1987, A single prop bridge, del arquitecto utópico ruso Ivan Shalmin. El puente, como ineficaz medida de seguridad, lo armará lejos en otra ciudad hermana, y solo habrá una estrategia válida para cruzarlo: hacerlo en números pares y sincronizadamente por extremos opuestos; de lo contrario, es el abismo lo que nos espera. Ese será el peligroso reto al que se enfrente la ciudad, el auténtico protagonista de la novela.

Sobre ciudades que enloquecen por puentes basculantes