La vida, el más grande de los misterios, no es una casualidad surgida en nuestro planeta, sino que es la consecuencia natural de la evolución de nuestro universo. Pero no surge en medio de la nada, sino en el interior de un medio complejo que la contiene y alimenta. Por lo que la vida puede surgir en infinidad de lugares y ambientes tomando las más diversas formas y maneras. Nacemos sin saber nada de este mundo, pero por medio de los sentidos vamos tomando consciencia de la realidad que nuestro cerebro interpreta. La vida es una concatenación de equilibrios, en principio inestables, por lo que continuamente necesita absorber energía del medio para que estos sean estables. Aunque todos los órganos son necesarios para mantener el equilibrio de unidad de nuestro cuerpo, existe uno principal: el cerebro, que dirige todo lo que en nuestro cuerpo sucede y nos guía hacia el éxito, conducido por dos programas principales y en el que surgen fenómenos tan sutiles e intangibles como la inteligencia, las emociones y los sentimientos. Como los procesos del cerebro son caóticos, necesita de un proceso vital, el sueño, para que todas las acciones se estabilicen y adquieran sentido.