Una mujer misteriosa y unas, en apariencia, inocentes notas despiertan en Lorenzo una inquietud perdida por una vida plana y sin motivaciones, más allá del simple paso de los días. El protagonista narra en primera persona ese intento de salir de una rutina provocada por un pasado que ha intentado borrar y que aparece una y otra vez. Lo hace a través de un relato tragicómico, satírico, descarnado por momentos, envuelto en un ritmo y una tensión propia de un thriller, provocando en el lector risas, tristeza, continuos sobresaltos y reflexiones, porque esto es lo que hace distinta a esta novela: bajo un ritmo de thriller subyace un mundo de emociones propias de una novela cómica, sátira, profunda, actual por los problemas que afronta, provocando reflexiones más propias de otro género. El autor hace una apuesta arriesgada mezclando géneros de una manera sutil, sin brusquedad, dando como resultado una novela distinta que atrapa desde el primer momento y se va desarrollando con acontecimientos y giros insospechados, no al gusto de todos, y con un final no menos inesperado, tampoco al gusto de todos. Ignacio, uno de los protagonistas, personaje disparatado, nos aconseja: «No puedes dejar de leerla y, si no te gusta, no la vuelvas a leer». Este personaje es así, no dejes de conocerlo.