Decir "pensar después de la metafísica" significa advertirse uno mismo como el momento lúcido del movimiento incesante del originario e integral acontecimiento "cosa"-afección/pensamiento-lenguaje en su progresar siempre "más allá" de sus propias figuras históricas, y ello desde sus momentos más básicos hastas sus siempre provisorias, altas, o, mejor, profundas fronteras, rompiendo así constantemente toda cristalización y todo eventual sistema integral de objetos pretendidamente último e inconmovible. Así, por ejemplo, en este libro, desde lo primordial ofrecido por el psicoanálisis y su hermenéutica y por la hermenéutica de textos literarios, hasta el acceso, desde allí, a la siempre novedosa existencia entendida en sí misma, afectada y así atraída radicalmente, en diversas formas, imaginativa y conceptualmente, en permanente circularidad o mutuo requerirse, por un delicado polo finalmente inaferrable en su serena ambigüedad, y por ello él mismo, a su modo, en misterioso movimiento en su acontecer con el afecto/pensamiento y lenguaje humanos.