En este poemario, el autor invoca, en poesías claras y sin barroquismos o vanguardismos vacuos, tanto la exaltación de la vida como, en poemas con un fondo más oscuro y doliente, la negación de la vida y sus manifestaciones en el mundo y en el amor. El libro está, pues, marcado por un dualismo de afirmación-negación que expresa las profundas ambivalencias de las que ha surgido la inspiración del autor. Como en su anterior poemario, Poemas de la vida afirmada, las temáticas concretas en las que se manifiesta el dualismo profundo del autor son heterogéneas y siguen yendo desde lo pornográfico a lo religioso, desde lo cultural a lo metafísico y desde lo amoroso a una persistente queja por el desamor sufrido.