Las primeras revoluciones socioeconómicas estuvieron basadas en objetos: la carreta para la agricultura, el motor para la industria, la computadora para la información. Tal vez llegó el tiempo de una cuarta revolución, dirigida ya no hacia objetos sino hacia la comprensión del más precioso recurso de la tierra, nosotros mismos. Al mismo tiempo, las sinergias entre la nano-bio-info-tecnología, la robótica, la genómica y la ciencia cognitiva prometen un control de la vida, con muchas implicaciones éticas desconocidas, y podrían mejorar inefablemente la condición humana. Entre los teóricos de esa revolución, estuvieron Spinoza, Teilhard de Chardin, y ahora Negri & Asociados. Que esto sea así es secuencia del azar, la necesidad, la ciencia, la programación, la educación, la evolución, el progreso, el pensamiento en red, la democracia, la creatividad spinoziana, la noosfera teilhardiana, la multitud hardinegriana. Tener la información y las posibilidades de actuar implica la misma responsabilidad ya sea por acción o por omisión. La única utopía verdadera consiste hoy en suponer que todo esto se puede ignorar