En los trazos poéticos de Jorge Pacheco, se descubre lo que yace oculto bajo la piel, lo que se esconde tras la mirada; se revela todo aquello que a simple vista parece no existir.
Corazón de barro es un acto de rebeldía a lo cotidiano, a lo conocido; es sin duda, una muestra inteligente de que la poesía no son solo palabras muertas sin futuro.
La poesía de Pacheco es un río que desborda sus aguas sin el estruendoso sonido de la grandilocuencia. Es, en esencia, la voz tenue de un corazón sediento. Es la representación del acto mismo, del tiempo sin tiempo, tal y como el autor lo dice aquí:
"Escribir es levantar el alma ante la adversidad:
Es mostrar el cielo
Escribir es desnudar la memoria
Y revelar la piel que transpira dolor... "