Nuestras vidas suelen estar acompañadas de indecisiones. Muchas de ellas surgen de inseguridades propias en nuestro camino hacia la autoafirmación; pero con el tiempo surgen otras: las indecisiones que son producto de confusiones. Percepciones propias, prejuicios, carencias auditivas o atencionales o afectivas, historias personales, significados particulares y cosas por el estilo que nos acompañan, afectando nuestros vínculos de distintas maneras. Pero también surgen las otras sinrazones, las que quizás sean más difíciles de entender: las que surgen de situaciones inesperadas y conmueven nuestro corazón. Allí es donde la razón pierde poder y todo se torna borroso más allá de límites y explicaciones... Se me ocurrió escribir sobre historias confusas y otras, quizás menos equívocas sobre esa tozudez con que nos presentamos cada vez que pretendemos razonar los sentimientos... Dejo el misterio de las razones a tu mente lectora, para que volemos juntos a lugares comunes en el espacio de las sensaciones y deseos... Confieso y acepto, ahora que medito sobre mis intentos de comprender las relaciones, que más de una vez y ante el acoso de mis deseos soy una persona que a veces simplemente desea... y otras ¡Desea entender!