¿Qué se siente caer atrás? Una espina amenaza a un cuerpo extraño. Su ritmo marca el pulso que, como el dolor, no se ve, pero encuentra espacio ambiguo en el costado de una esquina. Si la astilla es chica, puede desaparecer sola, tras el cambio de piel. Esto implica un movimiento parecido a una danza incómoda. Un primer libro aparece después de un desborde. En Espina en el paladar la autora sale de una puerta para abrir otra, la del hogar que parecía imposible. En el trascurso el desencanto la conmueve, mas no la devora: "Caminé en el borde de la aguja (...) ¿por qué lloraste más que yo?". Deambula, olvida el beso inmortal y escupe el fuego de quien dice la verdad mientras aprende. Aunque a veces se celebre la reserva del quizás, ella avanza y nombra a la oscuridad como parte del deseo. "(...) qué difícil abrir la puerta el otro día". Lucía baja el picaporte y arrastra la cerradura hacia adelante con el corazón arañado. Lo comparte. Flavia Calise