En la narrativa el Señor Richard Guzmán nos va dirigiendo paso a paso, desde su niñez hasta el Transcurso de su ministerio, en su relación con su Madre, en la imagen descriptiva "de sus manos". "Manos santas que le mostraron su amor maternal y sacrificial. Manos que le acariciaron en sus momentos de dolor, consolando su tierno corazón. Manos que en su peregrinaje "aguantaron" sus pequeñas y frágiles manitas, que le aseguraban que no importara la travesía iba a estar con él. Manos que le dieron formación, como lo hace el Alfarero con la arcilla que tiene en sus manos. Pero, sobre todo, son las manos santas de una Madre abnegada, hacendosa, trabajadora, Qué no se cansa de servir. Manos que permitió al Espíritu Santo de Dios que las usara para traer sanidad a muchos de su dolencia, de sus incapacidades y limitaciones ¡¡Santas manos, son las manos de mi madre!!