Una noche. Un amor olvidado. Nuevas oportunidades. Cuando ya no te queda nada... ¿estarías dispuesto a jugar? A Nerea, una técnico de farmacia salmantina, no le va nada mal en sus treinta y tres años de vida: tiene un marido cariñoso, un lugar al que llamar hogar, e incluso un trabajo estable por el que cobrar al final de mes (aunque aguantar a su jefa, debería cobrarse aparte). Digamos que lo suyo va viento en popa pero, a veces, algunos mares se ponen tan revoltosos que podemos quedarnos sin barco, sin velas y con la cabeza hundida en el agua. Tras una noche en la que parece que todas sus desgracias se han puesto de acuerdo para materializarse y venir a por ella, todo su mundo, de repente, se derrumba sin control. Así que a Nerea no le queda más remedio que regresar a sus inicios, reconstruir su nueva vida, con la maleta en una mano y con una carta invitándola a una reunión de antiguos alumnos de su instituto en la otra, en el momento más oportuno. Antiguos compañeros de clase, historia de aparentes vidas perfectas y Gael, su antiguo amor del instituto, todo rodeados de las preciosas vidrieras de la cafetería de La Casa Lis, ¿qué podría salir mal en un sitio tan lleno de encanto? Pues, por ejemplo, que no puedan escapar de allí. O que alguien quiera jugar un poco con ellos esa noche hasta el amanecer...