La permanencia de José Domingo Gómez Rojas en la historia de la poesía chilena y en la memoria literaria de nuestro país, es la respuesta de una lectoría que reconoce en la obra del poeta la reunión, muy escasa en Chile, entre compromiso político, obra y vida. Su trabajo poético fugaz y trepidante, como su propia existencia, es el tránsito de un adolescente comprometido con el mundo injusto que presenciaba, hasta su transformación acelerada, en un hombre y un poeta que da su vida en el intento.