El viento que sopla desde los sentimientos es tan complejo de atrapar, que describir lo que en él se oculta no es una tarea fácil. Asimismo, cuando ese aire sopla desde lo más íntimo del ser, se convierte en una tarea imposible de describir mediante las palabras. Desde este pequeño libro he intentado, lo más fielmente posible, contarles la realidad de la ventana que únicamente he podido entreabrir: El alma. Desde mi propia experiencia, he aprendido que el silencio es la mirada más hermosa para conocer la estrella que llevamos dentro. Así, aunque a través de unas pocas letras escritas, les invito a que reflexionen sobre la divinidad que hay en cada uno/a de ustedes. Amar y respetar a los demás, sin distinción entre las distintas culturas o etnias, es creer en nuestra propia existencia, puesto que todos formamos parte de lo mismo. Se que muchas personas no estarán de acuerdo con lo que he escrito. Desde aquí les doy las gracias, únicamente por haber leído mis palabras y mis sentimientos. Mi intención no es dogmatizar lo sagrado, sino dar a conocer lo poco que yo conozco de ese maravilloso sol interior. Hace un par de años leí en uno de los tantos libro que he leído: “El mejor escritor es aquél que escribe para sí mismo”
Desde aquí, quiero agradecer a todas las personas que me han animado a escribir mi primera obra. También quiero agradecer a todos los pueblos del mundo que, o bien desde una interacción directa o mediante los textos que he ido leyendo a lo largo de mi vida, me han ayudado a conocer mejor lo que soy, lo que somos y lo sagrada que es la vida en todas sus formas. Y, sin restar la menor importancia, a todas esas personas que leen, o han leído, este libro. Gracias por haber sido parte de uno de los tantos sueños que intento realizar.