Conmigo nunca se sabe nos remite a las décadas de los sesenta, los setenta y una parte pequeña de los ochenta. Situaciones extrañas de la vida del autor, aunque parezcan en algunos casos inverosímiles, son sacadas de su niñez y adolescencia, como experiencias reales. Los distintos escenarios (el mar, las sierras cordobesas, la Ciudad de Buenos Aires, el campo y San Isidro) propician cambios ambientales. Por otra parte, las distintas edades del protagonista en los cuentos, que siguen una línea cronológica del primero al último, hacen que las acciones se desarrollen en distintas épocas y con los cambios respectivos de personalidad y madurez. Los cuentos tienden a mejorar el humor, generalmente de anécdotas divertidas, que pueden ser hasta hilarantes y desopilantes.