Todos tenemos que lidiar con las emociones y los sentimientos a diario.
Cada tanto, ciertas situaciones disparan una emoción que se sale de control; como si de repente tomase el volante, perdemos el control a merced de una emoción. Todos nos hemos repetido esas famosas frases: "¿por qué no callé?" "¿Por qué me preocupé tanto?".
En retrospectiva, el problema no era tan difícil. Hay una realidad que es cierta: si no aprendemos a controlar nuestra parte emocional, esta puede meternos en grandes problemas. Las tradiciones teológicas han considerado que el corazón es el centro de las emociones y el pensamiento. Estas son las que dominan nuestra voluntad.
Es por este motivo que tenemos una tarea ineludible: aprender a controlar nuestro corazón. Tiene sentido, porque para mover una gran maquinaria necesitamos entrar, y sentarnos en el centro de comando. Para modificar un complejo programa es necesario ingresar al código fuente de programación. Para modificar nuestra gestión emocional, necesitamos trabajar para controlar nuestro corazón.
Si deseas dominar tus emociones con la ayuda de Dios, este libro es para ti.