En el tránsito hacia un individualismo menos sujeto a las decisiones paternas, pero
igual de controlado por los poderes familiares, comunitarios y estatales, la juventud
castellana y aragonesa del Antiguo Régimen (inmersa en una civilización más
moderna) constituye una línea de investigación que coloca a aquella amplia mayoría
social que superó la infancia y todavía no vivía una etapa de madurez legal plena
en el centro del debate historiográfico. El contraste generacional suscitado por las
tensiones y conflictos domésticos en virtud de las desigualdades de edad promovería
un cambio cultural imparable. Imagen modélica para la construcción de identidades,
el futuro juvenil (ilustrado) pasaba por cuidados y afectos, tutelas y oposiciones
(femeninas), nuevos criterios educativos y estereotipos pedagógicos.