Estaba enfadada. Estaba harta. Era hora de hacer justicia con los jueces y otros políticos que no estaban haciendo su trabajo, especialmente los que habían mentido para obtener sus puestos en nuestro sistema político. Habían olvidado que eran funcionarios públicos y que debían responder ante el pueblo estadounidense.
No era la única que había pensado en expulsarlos, pero eso ya no funcionaba. Era el momento de infundir miedo a quienes se dedicaban a la política y habían utilizado su posición de poder para llenarse los bolsillos.
Hubo un tiempo en el que ser funcionario público, entrar en política, había sido algo honorable. Ese tiempo había pasado y no había integridad en la política. Ella estaba a punto de hacer lo que consideraba honorable, eliminando a esos aduladores del sistema.
Aunque los acontecimientos de este libro pueden ser similares a hechos reales, todos los personajes son ficticios y cualquier parecido con personas reales es puramente intencionado.