La nieve sin derretir, es la otra nieve, esa voz que parece dormida y que lo cubre todo, hasta llegarse a enfurecer contra el olvido. Para Jesús Díez, escribir es una manera de viajar en el tiempo, atravesando la noche. En los espejos de un río de sentimientos nevados, el escritor busca la realidad vivida, el valor de la palabra escuchada y la imaginación en la que navegan los sueños de una a otra orilla de la vida. La nieve sin derretir, es la memoria que no tiene dueño. Lo escrito es de quien lo lee, le emociona y le desasosiega.