Una noche, en los cobertizos, James empieza a contar historias de miedo y de fantasmas y Percy se asusta mucho, ya que a menudo le toca transportar el correo por las noches y todo parece más aterrador en la oscuridad. James se burla de él y para hacerse el valiente declara delante de todas las locomotoras que él se encargará de recoger el pescado fresco esa noche. ¿Pero será James tan valiente como cree? Por otra parte, Hiro, una de las locomotoras más amables y fuertes de la isla de Sodor, ve cómo Diésel pone a prueba su larga paciencia. ¿Será capaz de seguir siendo la locomotora educada que siempre ha sido?