El libro Los judíos en Colombia recoge la presencia de las comunidades judías en este país iberoamericano desde sus inicios y la impronta de los judíos españoles en la historia y el desarrollo de la Nueva Granada, posteriormente refundada como Colombia. En esta mirada retrospectiva descubrimos que la comunidad judía ha sido consustancial a la historia de Colombia desde el encuentro entre España y el Nuevo Mundo. En las naves de Cristóbal Colón viajaron judíos que aprovecharon esta aventura para dejar España atrás como les exigió el decreto de expulsión. Ellos y otros judíos que llegaron a América mantuvieron clandestinamente sus creencias y ritos durante décadas, burlando al Tribunal de la Inquisición instalado en Cartagena de Indias desde 1610. Como en tantas otras latitudes la población judía efectuó un portentoso equilibrio para alimentar sus señas de identidad y adaptarse a los parámetros y exigencias de su destino de acogida. En el curso de los siglos las sucesivas corrientes migratorias compuestas por judíos que recalaron en Colombia contribuyeron a impulsar el comercio así como a renovar la vida cultural, desarrollar ciudades, fundar barrios y levantar edificios que dibujaron el paisaje de la modernización urbanística de las principales ciudades del país. Tal y como recrean sus páginas las oleadas de inmigrantes judíos de los siglos XIX y XX fueron particularmente intensas. La primera de ellas compuesta por sefardíes de origen español y portugués, atraídos por el decreto promulgado por Simón Bolívar que autorizaba a los extranjeros a residir libremente en "las provincias de Venezuela". Más allá de los efectos que produjo aquel decreto, la población sefardí se vio tentada por la afinidad cultural con la incipiente Colombia. A esta comunidad se debe la proeza de conservar durante años de discontinuidad y exilio tantos referentes de su procedencia española, incluida la lengua, lo que facilitó sin duda la elección colombiana. La custodia y el manejo de la lengua judeo-española, un español de tintes medievales enriquecido por el préstamo de las lenguas de acogida, aceleró su adaptación y procuró su integración en todos los estratos sociales. La segunda oleada fue mayoritariamente de judíos del centro y el este de Europa, es decir, askenazíes, que huyeron de los episodios fatídicos que azotaron Europa durante la primera mitad del siglo XX. En este libro se reflejan las dificultades de los judíos huidos de la barbarie y recién llegados a un mundo ajeno a sus costumbres e idiomas. Sus fructíferos esfuerzos de organización y adaptación, así como sus aportaciones a la esfera política, económica-financiera y cultural, que han dejado su impronta en la Colombia de hoy.