Manuel Díaz García transita junto a sus sentimientos más profundos respondiendo con visceralidad a preguntas imposibles para la mente egotista que nos gobierna. Sus brillantes y descarnados versos te penetran la psique para instalarse en la efímera galaxia del sentir. Se expresa desde la matriz materna; de ella jamás saldrá, sabedor de la extensa universalidad de su foro. Macera cada palabra estrujándola y sosteniéndola en el límite de lo preciso, para transmutar el dolor en sublime belleza. Acude a la poesía como cada noche ante la masa de harina, pura alquimia. La madre, donde todo se hace, nace y expande para alimentar la vida. Pura alegría que lagrimea el adiós con Dios, aunque no creas, porque ella sí creía. Al leer Equipaje para un largo trayecto de dolor dejarás la huella salada de tu emoción, y sentirás la desgarradora pérdida de una madre que vivirá sine die en ti. Estamos ante un poeta de raza que vive en las alturas de una tierra cargada de energía ancestral, guía y seña de la profundidad de sus letras, de su genuina inspiración.