Todos nosotros hemos sido en algún momento responsables de obstaculizar nuestro propio camino en un momento u otro. Ya sea por creencias limitantes, o por malos hábitos y falta de disciplina.

Las creencias limitantes son increíblemente destructivas, en gran medida porque a menudo no nos damos cuenta de que nos afectan. Se asientan tranquilamente en nuestro cerebro inconsciente y nos impiden gradualmente desarrollar todo nuestro potencial. Y más que eso, nos hacen infelices. Nos dan una sensación de pesimismo, que puede teñir todo lo que hacemos de tonos poco favorecedores. Estas creencias actúan como su punto de referencia. Informan cada decisión y opinión que haces. Forman tu "sistema operativo interno".

Sin embargo, la buena noticia es que el cerebro es plástico. Siempre está cambiando e incluso nuestros pensamientos son capaces de cambiar la estructura de nuestro ADN. Este hecho increíble significa que es totalmente posible transformar la forma de pensar... reiniciar ese sistema operativo, por así decirlo, y vivir así una vida más feliz y plena.