Además de una de las figuras principales del Pop Art estadounidense, Andy Warhol fue pintor, ilustrador, escultor ocasional y director de cine, continuando con su obra la tradición del Dadaísmo, que cuestionaba la validez misma del arte. Utilizaba imágenes, objetos y sus medios de producción para establecer paralelismos con los procesos culturales. Mediante un abanico de técnicas entre las que destacan la elección de imágenes, la repetición, el aislamiento y el uso del color, Warhol nos abre los ojos al materialismo contemporáneo, la manipulación política, la explotación económica, el consumismo manifiesto, el culto a los medios y la creación de necesidades e inspiraciones inducidas de forma artificial. Por medio de la manipulación de las imágenes y de la figura pública del artista, Warhol nos enfrenta también con las contradicciones y superficialidades de la cultura contemporánea y el arte que ha engendrado, al mismo tiempo que incorpora a sus cuadros y esculturas las mismas técnicas de producción en masa tan características del mundo moderno y enfatiza hasta el absurdo el total desapego del compromiso social y artístico que percibía a su alrededor. A pesar de la irregularidad y la falta de contenido de muchos de sus últimos trabajos, Andy Warhol es considerado como uno de los artistas más brillantes, desafiantes y deliberadamente irritantes de la segunda mitad del siglo XX.