Constantemente, los seres humanos estamos en la búsqueda de la felicidad. Una felicidad que tenemos al alcance de las manos, pero que no descubrimos por diversas razones, razones que provienen de patrones equivocados enseñados por generaciones, de traumas, de inseguridades, sin embargo, afortunadamente, Dios es un Padre bueno y en el camino de la vida nos otorga la luz y la sabiduría que necesitamos para darle sentido a nuestro existir y diario vivir, más para eso debemos actuar, ponernos en marcha.
Porque si algo bueno tenemos en esta vida es que somos Protagonistas de nuestra historia, por lo tanto, podemos cambiar los guiones cuantas veces sea necesario.
No hay experiencia que no valga la pena, todas y cada una de ellas son una lección, ya sean nuestras o inclusive ajenas, dependerá de cuán receptivos seamos.
Todo individuo nace con un propósito de vida que unos descubren temprano y otros tardamos en descubrir; sin embargo, lo que realmente cuenta es descubrirlo y hacer de este propósito una experiencia única y una realidad que deje huellas positivas a la humanidad.