La vida y la muerte en una carrera que de tan lenta parece precipitada, a través de la mirada de amigas tejiendo, como en un juego de cartas, su vida, sus amores, sus descubrimientos, sus miedos, guardando siempre un naipe de valor especial para el siguiente movimiento. De pronto, amistades que parecen graníticas se desmoronan entre seducciones y abandonos, romances forzados y odios gratuitos, secretos que todas saben o verdades a medias que todas intuyen, paternidades que de tan comunes son extrañas, junto con la presencia de Pau, como aguja y como grieta, tejiendo vínculos y también zanjas. Adriana García Ancira camina en esta, su segunda novela, por diarios de vida trazados en líneas paralelas, con fantasmas que salen de la nada y así se van, con historias que parecen terminar mil veces y reinician tras un parpadeo, deseosas de un final feliz o resignadas a ahogarse en un laberinto, con el despertar erótico que puede ser romántico o puede no ser nada. Una desaparición y mil pérdidas, nubes que podrían no ser tan turbias, pero que nos empeñamos en oscurecer, y rencores voluntariamente inolvidables, aunque parezcan ser perdonados. Si no te hubieras ido crece y se encoge, atorada en vidas insípidas y existencias tormentosas de amigas para siempre —mientras la palabra siempre no sea muy larga o no se enrede en desamores e infidelidades—. Sin importar terremotos reales o inexistentes, los encuentros de amor nunca son iguales, aunque lo parezcan. Asómate a una huida mortal, asómate a esos secretos que nos hacen crecer y nos maduran a golpes, rompiéndonos el cascarón en un instante despiadado.