Absurdo y rebelión
ebook ∣ Una lectura de la contemporaneidad en la obra de Albert Camus
By Rubén Maldonado Ortega

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Más allá del señalamiento de Sartre de que Camus tenía conocimientos filosóficos de segunda mano, y de que se atrevía a citar a Heidegger y a Kierkegaard sin comprenderlos, lo cierto es que Camus, frente a los acontecimientos que moldearon la conciencia y la sensibilidad de su generación, se situó siempre en perspectiva filosófica, es decir, afrontando los problemas humanos, tanto en lo teórico como en lo práctico, como desarrollos del asunto preliminar que indaga por el modo como el yo se relaciona con el mundo.
El resultado de dicha indagación es una obra que da cuenta del gusto por la servidumbre en el hombre contemporáneo. Pero ello solo puede ser comprendido dentro del marco general de una postura, la camusiana, que encara el verdadero drama del hombre: su condición es un absurdo, y su rebelión contra esa condición no puede ser otra cosa que sostener el absurdo.
De lo que se trata en Camus es de encarar radicalmente el problema existencial número uno del ser humano: el problema de la muerte. Radicalmente quiere decir identificar el problema como un asunto de ontología, pero su emergencia como problema es enteramente vivencial, casi doméstico: ¿cómo hacer la historia sin tener que pasar por el asesinato, ni por el consentimiento de que maten a otro, bien sea mediante el sentimiento de identificación con la acción homicida o mediante el silencio cobarde?
Descartes libró al yo de Dios, pero lo condenó al solipsismo. Desde Hegel, la filosofía se esfuerza por sacar al yo del solipsismo. Camus quiere mostrar que la salida del yo del solipsismo ha conducido a la implantación del terror en la historia, y se pregunta si el costo de hacer la historia es el reinado del crimen. Esto último lleva a Camus a examinar la rebelión desde el concepto mismo, para pasar luego al examen de las expresiones históricas de la rebelión.
Como en Camus el concepto de rebelión se halla imbricado en el concepto de absurdo, se impone que el examen del concepto de rebelión pase por el examen del concepto de absurdo. Dicho examen lo lleva a cabo Camus a la luz de las reflexiones adelantadas por los precursores de lo absurdo, pero circunscribiéndolo al asunto primordial siguiente: ¿qué hay que deducir del hecho de que la vida carece de sentido?
Filosofía y Literatura en Camus van de la mano, si bien la mayoría de sus lectores ha enfatizado en el matiz literario, menoscabando con ello la riqueza integral de su obra. Si a Camus no se le lee como un escritor que vertió en imágenes literarias los asuntos que ocupaban la atención de los grandes pensadores del siglo XX, es poco lo que se le puede comprender e incluso disfrutar. En él, el vínculo entre filosofía y literatura responde al esfuerzo por sensibilizar al hombre contemporáneo respecto de la urgencia de emprender una re-invención de la civilización, al tiempo que da cuenta de su pensamiento de que el hombre absurdo por excelencia es el creador.
El resultado de dicha indagación es una obra que da cuenta del gusto por la servidumbre en el hombre contemporáneo. Pero ello solo puede ser comprendido dentro del marco general de una postura, la camusiana, que encara el verdadero drama del hombre: su condición es un absurdo, y su rebelión contra esa condición no puede ser otra cosa que sostener el absurdo.
De lo que se trata en Camus es de encarar radicalmente el problema existencial número uno del ser humano: el problema de la muerte. Radicalmente quiere decir identificar el problema como un asunto de ontología, pero su emergencia como problema es enteramente vivencial, casi doméstico: ¿cómo hacer la historia sin tener que pasar por el asesinato, ni por el consentimiento de que maten a otro, bien sea mediante el sentimiento de identificación con la acción homicida o mediante el silencio cobarde?
Descartes libró al yo de Dios, pero lo condenó al solipsismo. Desde Hegel, la filosofía se esfuerza por sacar al yo del solipsismo. Camus quiere mostrar que la salida del yo del solipsismo ha conducido a la implantación del terror en la historia, y se pregunta si el costo de hacer la historia es el reinado del crimen. Esto último lleva a Camus a examinar la rebelión desde el concepto mismo, para pasar luego al examen de las expresiones históricas de la rebelión.
Como en Camus el concepto de rebelión se halla imbricado en el concepto de absurdo, se impone que el examen del concepto de rebelión pase por el examen del concepto de absurdo. Dicho examen lo lleva a cabo Camus a la luz de las reflexiones adelantadas por los precursores de lo absurdo, pero circunscribiéndolo al asunto primordial siguiente: ¿qué hay que deducir del hecho de que la vida carece de sentido?
Filosofía y Literatura en Camus van de la mano, si bien la mayoría de sus lectores ha enfatizado en el matiz literario, menoscabando con ello la riqueza integral de su obra. Si a Camus no se le lee como un escritor que vertió en imágenes literarias los asuntos que ocupaban la atención de los grandes pensadores del siglo XX, es poco lo que se le puede comprender e incluso disfrutar. En él, el vínculo entre filosofía y literatura responde al esfuerzo por sensibilizar al hombre contemporáneo respecto de la urgencia de emprender una re-invención de la civilización, al tiempo que da cuenta de su pensamiento de que el hombre absurdo por excelencia es el creador.