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El combustible que emplean coches, aviones o camiones para desplazarse; el gasóleo que alimenta la calefacción; el asfalto que cubre carreteras, autovías y autopistas; los plásticos empleados para la fabricación de ordenadores, juguetes, electrodomésticos, envases, etc. Estos son sólo algunos de los productos que se obtienen directa o indirectamente del petróleo, y tal variedad de usos hacen que, hoy por hoy, vivir sin el oro negro sea una quimera. Del petróleo se dice que es el recurso energético más importante en la historia de la humanidad; un recurso natural no renovable que aporta la mayor parte, un 40%, del total de la energía que se consume en el mundo.
El petróleo se consume de forma mayoritaria en los países donde no se produce. Entre Estados Unidos y Europa occidental absorben casi la mitad del consumo petrolífero mundial. Sin embargo, los países del Golfo Pérsico, que sólo representan el 4'5% del consumo mundial, son los mayores emisores, con el 26% de la producción. Así las cosas, los países occidentales dependen de la importación, y se ven obligatoriamente sometidos a los precios que imponga un mercado oscilante e imprevisible, cuyas variaciones pueden tener graves y encadenadas consecuencias en la economía mundial: caída del consumo, aumento de la inflación, incremento de los tipos de interés...
Muchos sectores económicos, e incluso de la cesta de la compra, se ven afectados por los vaivenes del precio del petróleo
Ante este panorama los países dependientes han comenzado a buscar alternativas al petróleo, centrando sus esfuerzos en la obtención de energías baratas y no contaminantes que puedan ser producidas por todos los países para así eliminar monopolios. Un posible sustituto del petróleo como combustible es el hidrógeno, pero su proceso de obtención resulta todavía demasiado caro, y se presume que han de pasar varias décadas para que destrone al rey negro de su trono.
El precio del crudo está determinado en gran medida por los países que pertenecen a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y se establece en función de la cantidad de barriles que dicha organización pone en el mercado. A menos barriles (recorte de producción), mayor es el precio del petróleo y, consecuentemente, de todos sus derivados. Por el contrario, si la OPEP decide aumentar su cota de producción (porque los países productores necesitan divisas o porque el precio sube demasiado), el precio del barril desciende.
Pero el complicado comportamiento del mercado del petróleo no facilita el trabajo a la OPEP. Una subida fuerte de los precios es beneficiosa a corto plazo para los países productores, pero a la larga estimula la investigación de otros campos y el desarrollo de formas alternativas de energía, con lo que los precios vuelven a bajar.
A su vez, una tarifa demasiado baja para el barril de crudo implicaría reducciones en las inversiones de infraestructuras, necesarias para mantener el flujo de petróleo en el mercado mundial. Así, la demanda global seguiría aumentando pero no habría suficiente crudo para cubrirla, lo que provocaría un nuevo incremento en los precios.
Las incertidumbres políticas internacionales influyen enormemente en el aumento del precio del crudo.
Algunos derivados y usos del petróleo
Gasolina motor corriente y extra: de uso común en vehículos.
Gasolina de aviación: para aviones con motores de combustión interna.
ACPM o diesel: lo utilizan los camiones y buses.
Queroseno: para estufas domésticas y equipos industriales.
Gas natural: combustible para uso doméstico, industrial y para generar energía termoeléctrica. En el área...