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Durante los años de pobreza de la Gran Depresión, cuando los mercados financieros británicos se desplomaron y tanto los pobres como los ricos dudaron de los sistemas económicos en los que participaban, el potencial de un ideal político brilló como ningún otro: el comunismo. Los jóvenes intelectuales de las mejores escuelas del país discutieron la premisa del valor del trabajo frente al valor de la riqueza, y muchos de ellos se convirtieron en miembros del Partido Comunista en Gran Bretaña.
Era exactamente el tipo de terreno de caza que la Unión Soviética necesitaba para reclutar agentes de alto nivel para su causa. A principios de los años 30, cinco estudiantes de la Universidad de Cambridge fueron seleccionados por agentes soviéticos e instruidos para usar su estatus de miembros educados de la élite británica para servir a la URSS.
Anthony Blunt, Guy Burgess, Donald Maclean, Kim Philby y John Cairncross aceptaron la oferta y al hacerlo cambiaron el curso de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Sus acciones no fueron descubiertas hasta la década de 1950, mucho después de que la guerra terminara y el daño—o los logros, dependiendo de qué lado se estuviera— ya se hubieran completado.
En Los Cinco de Cambridge: Una guía fascinante sobre los espías rusos en Gran Bretaña que pasaron información a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, descubrirá temas como:

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