El tiempo pasa, pero los recuerdos quedan. Siempre. Han pasado diez años desde que Isla se mudó a París. Allí logró cumplir su sueño: convertirse en la chef de una prestigiosa pastelería. Su vida gira en torno a las mezclas de azúcar y chocolate, aunque ella misma no sea una persona dulce. No tiene tiempo para fantasear, mucho menos para recordar. Nick sí la recuerda, a ratos, cuando no está ocupado atendiendo el hotel que consiguió fundar junto a su hermana. Bajo el calor caribeño y entre los turistas entusiasmados, se da el permiso de volar al pasado, a su adolescencia... cuando ella estaba cerca. Han pasado diez años desde que Isla y Nick se vieron por última vez. Diez años en los que juraron olvidarse, dejar atrás los veranos que vivieron y borrar de sus cuerpos las huellas del otro. Diez años que llegan a su fin cuando Isla regresa al lugar donde empezó todo. Una pastelería por inaugurar y el amor a la familia serán los encargados de volverlos a unir, de obligarlos a hacer frente a sus errores. A aceptar que lo que dejaron en Aruba no es tan fácil de olvidar.