Pocos viajeros se aventuran a ir a este lejano rincón de los Países Bajos, pero no hacerlo supone perderse su corazón rural, un lugar donde las tradiciones se mantienen vivas y el paisaje está salpicado de reliquias prehistóricas. La ruta de senderismo más conocida del país, el Pieterspad, empieza en esta región: sale de Pieterburen y recorre 490 km hasta Maastricht, al sur. La capital provincial, Groninga, es una ciudad joven y animada con museos, restaurantes, bares, teatros, canales, festivales... Es el punto de referencia cultural del norte y una buena base para hacer excursiones. En la costa, se puede probar el curioso pasatiempo del wadlopen (caminar por las marismas). Bourtange, en la frontera oriental con Alemania, tiene unas defensas que resultan tan imponentes hoy como en el s. XVI. Al sur, Drenthe es un jardín con paisajes cambiantes de pastos, turberas surcadas de arroyos, pantanales y hunebedden (cámaras funerarias neolíticas), muchos de ellos accesibles únicamente a pie o en bicicleta.