Esta obra relata de manera documentada la táctica seguida por el Coronel José María Barreiro, quien obrando en combinación con la tropa Española acantonada en el Socorro al mando del Capitán Lucas González, con la artillería que estaba en Santafé y las tres Compañías de Numancia acantonadas en Tunja incorporadas a la Tercera División Española bajo su mando, debía atacar al Ejército Libertador. La acción estaba planeada para el día 4 de agosto de 1819 en el Alto del Espino, jurisdicción de Paipa, ubicado en la confluencia de los caminos que de Tunja conducen al Socorro.
La palabra libertad dejó de ser un sueño; un mito que contar; una simple teoría, para convertirse en una vivencia real, un compromiso moral que afloró de la interioridad del alma con el primer grito republicano: ¡viva la patria libre!.
No quiero concluir este ensayo histórico sin antes felicitar a la gobernación de Santander por tan loable esfuerzo; es una ventanita por donde alcanza a entrar el aire renovador de la Cultura Santandereana.
Ojalá más adelante se nos abran las puertas y se nos invite a dialogar sobre el devenir histórico y cultural del gran departamento de Santander. Así las cosas, creo que La batalla Perdida cumplió su exégesis de manera ordenada, permitiendo que las piezas encajaran en el lugar preciso, las uniones con lo ya conocido quedaran en su sitio y que los enlaces fueran coherentes, como se demuestra con el abundante y variado acerbo documental y citas de calificados historiadores.
Sería otro premio por la labor cumplida... ¡que el recuerdo de los guerreros de la libertad perdure para siempre; que sus ideales sean los nuestros; sus sueños el camino y su sacrificio la victoria!
¡Gloria al bravo pueblo de Santander!