¿Recuerdas aquella historia que al contarla ríes como si lo vivieras de nuevo? ¿Aquella otra que solo puedes contar con ciertas personas? O la otra, ¿donde salieron varios chistes o inclusive el apodo tuyo o de un amigo? ¿Recuerdas la última vez que reíste hasta llevar tus manos al estómago? ¿Qué bebiste una cerveza completa por diversión, o por simple perdición? ¿La última vez que miraste al cielo y te sentiste la persona más viva de la Tierra? ¿Cuándo fue tu última lágrima? La vida pudiera dividirse en una colección de crónicas, llenas de experiencia que no es otro nombre que le damos a nuestros errores, según Oscar Wilde. Estas crónicas dejan sentimientos crónicos que es la segunda parte de la vida, de la cual se alimenta el corazón constantemente, regresando y evitando recuerdos que nos han dejado una cicatriz que el tiempo difícilmente podrá borrar.