El encabalgamiento como uno de los recursos de la escritura, más allá de la aparente ruptura entre sintaxis y métrica, es un vehículo que supera lo meramente lingüístico y enlaza lo cotidianamente material con lo profundamente metafísico. Este vehículo abre la puerta al cosmos interno de todo ser humano, procurando así una introspectiva existencial del escritor y todo lector, esta introspectiva tiene como objeto la redefinición o la búsqueda real de la raíz de conceptos que habitualmente se les da un mal uso, asimilando torticeramente su significado original. Esta vuelta a los orígenes del significado de los conceptos no es un mero placer lingüístico, sino el hecho de una puesta a punto de las herramientas (que son los conceptos universales) para poder así interpretar lo más óptimamente posible el cosmos profundo del ser humano. Profundo para así poder llegar a la esencia de las cosas mediante símbolos, como la expresión plástica que convive con la obra literaria de Juan Jesús, esta obra plástica se puede apreciar en el libro junto a todos y cada uno de los conceptos analizados, con la particularidad que el dibujo expresado aquí es el primer garabato realizado por el impulso emocional al analizar y describir conceptos derivados de las propias vivencias humanas.