La muerte de Magda, desnucada al caer por las escaleras de una vieja casa del barrio del Raval, es en apariencia un simple accidente; pero las sospechas que despiertan en la forense encargada de la autopsia unas manchas marrón rojizo en los hombros del cadáver y los deseos del periodista Manu Tejera de conseguir un gran reportaje que lo acredite ante sus jefes llevan a este a investigar la peripecia vital de aquella mujer anónima que trabajaba de cocinera en la cafetería de un hospital de la parte alta de Barcelona. Esta aparece relacionada, de una forma u otra, con una serie de muertes ocurridas como consecuencia de «desgraciados accidentes».