El objeto principal de este proyecto es el territorio, ya en la vertiente amazónica, que forma la parte alta de la cuenca del río Madeira. Aquí las precipitaciones son suficiente para el cultivo de secano, la vegetación no tiene demasiada potencia por lo general y su colonización está dentro de lo posible. Son los Llanos de Mojos, llanura aluvial horizontal entre los Andes y el macizo arcaico brasileño, cuyos límites son los ríos Beni y Guaporé. Estos ríos, junto con el Madre de Dios y el Mamoré, forman un abanico que, al reunirse, dan origen al Madeira. El río se abre paso trabajosamente a través del macizo de fondos duros por medio de raudales y cascadas. Las copiosas lluvias no tienen una salida suficientemente rápida, formando una vasta superficie de inundación en la que los sedimentos finos que arranca de las montañas se depositan, creando una vasta llanura aluvial, rica y profunda. Todos los años una superficie de 120.000 km2 es cubierta por las aguas, que tardan demasiado tiempo en salir debido a la extrema horizontalidad de la llanura y al angostamiento de los cauces más abajo. Esta labor de drenaje es la que la industria humana debiera procurar. Con ello se ganaría para el cultivo aquella vasta región y Bolivia dispondría de una base material más sólida que sus minas para sostenerse.