Un aeropuerto desangelado es el escenario donde debutan los protagonistas (un cuarteto formado por esos iconos que señalan dónde están los lavabos de mujeres, los de hombres, los reservados para minusválidos, y también ese cartel que prohíbe la entrada de perros a un recinto).
Pero estos rótulos resultan innecesarios en una instalación baldía, en desuso, donde no circulan viajeros. Un aeropuerto sin destinos ni procedencias (o eso parece).
Abandonados a su suerte, anclados en un entorno laboral caduco y forzosamente presencial, los cuatro signos se desmarcan, se encuentran, y juntos emprenden la huida para debutar en otra realidad donde acaso una vida nueva todavía es posible.