El apóstol Pedro nos dice en el primer capítulo de su segunda carta que hacemos bien en prestar atención en nuestros corazones a la segura palabra de profecía, que brilla como una luz en un lugar oscuro, mientras esperamos el amanecer del día. y buscando el ascenso de la estrella de la mañana. Estas palabras deberían ser de especial interés para el pueblo de Dios en tiempos tan portentosos como aquellos en los que se basa nuestra suerte. Es una gran lástima que en muchas iglesias evangélicas el estudio de la profecía sea casi totalmente ignorado y algunas veces incluso mal visto; y sin embargo, no hay nada más calculado para despertar a los cristianos a un sentido de su responsabilidad de vivir para Dios y dar el Evangelio a mundo perdido como la expectativa del regreso inminente de nuestro Señor.
En mi propio ministerio, he encontrado una bendición indescriptible después de la proclamación de las grandes verdades que están vinculadas con esta bendita esperanza. Las páginas que componen el presente volumen son artículos que han aparecido en varias publicaciones periódicas durante los últimos diez años o son informes estenográficos de las direcciones reales entregadas. Aunque no hay un orden exacto de presentación, sin embargo, todos ellos, a mi juicio, están lo suficientemente conectados como para formar un todo, y por lo tanto pueden leerse en orden, como un intento de abrir la verdad de la Palabra profética. Tengo en mente particularmente a aquellos que no han prestado mucha atención a estas cosas o a otros que, por medio de una enseñanza incorrecta, han tenido su fe sacudida. Todo lo que le pido a cada lector es que lea los mensajes con una mente abierta, y si a veces no se encuentra de acuerdo con lo que se presenta, que escudriñe las Escrituras cuidadosamente para ver si estas cosas son así. Si no están de acuerdo con la Palabra, yo no quisiera que nadie los reciba. Pero si estoy convencido, como soy yo mismo, de que efectivament