Para innumerables visitantes, Florida es un lugar de promesas: de eterna juventud, sol, relax, cielos despejados, espacios abiertos, escapadas, retiro y, para los niños, una oportunidad de conocer a sus queridos personajes de Disney. Ningún otro estado del país vive tanto del turismo, que aquí adquiere mil facetas: dibujos animados, Corrupción en Miami, ostras fritas, villas españolas y, por supuesto, playas, muchísimas playas.

Pero Florida no es todo marketing. Es uno de los estados más fascinantes del país. Es como si alguien hubiera agitado y volcado EE UU sobre un lado para llenar esta península blanqueada por el sol de inmigrantes, vaqueros, judíos, cubanos, bases militares, centros comerciales y una naturaleza subtropical, aguas cristalinas y arena que parece azúcar.