Whittaker distribuyó los tragos y bebió el suyo. –En fin, al parecer tiene dificultades− continuó. –Y una muy grave. −¿Dificultades? −repitió Kendall Whittaker lanzó un suspiro. – Sí, ya sabe−respondió. –Problemas. Kendall asintió. −¡Oh, problemas! Ya entiendo.−exclamó. −¿Y de qué clase de problemas estamos hablando? Whittaker tomó otro sorbo. –Bueno me temo que es un caso de homicidio. −¿Homicidio? −repitió Mollie. Whittaker no hizo más que asentir con la cabeza. Otro homicidio, pensó Kendall. Justo lo que necesito. –Sólo deténgase allí por un momento y vuelva a empezar, ¿Puede? −le sugirió. –Luego cuéntenos todo desde el principio, lentamente.