Incluye audio del autor ¡Cuidado! Las escuelas suelen confundir a un niño inquieto, desobediente, con uno que padece problemas de atención y requiere apoyo. No recuerdo exactamente cuántas veces crucé la puerta de la Dirección de la escuela de mi hijo Daniel, llamada por las autoridades. Lo que sí tengo todavía muy presente es mi resistencia a aceptar que mi hijo era diferente. Durante muchos años, las dudas y la culpa me taladraron la cabeza haciéndome sentir culpable de los problemas de conducta del niño. No puedo negar que mi hijo tuvo suerte al ser atendido a los seis años de edad, pues en el mundo abundan miles de criaturas con problemas de atención y de conducta, que sufren por el maltrato emocional al que los someten compañeros, maestros y, a veces, hasta sus padres y hermanos. En este libro encontrarás testimonios de padres de niños con déficit de atención e hiperactividad, y también consuelo, explicaciones médicas y alternativas para sobrellevar la relación con tu hijo.