¿Cómo resistirse a la sonrisa de aquel cowboy que tanto placer prometía? A Phillip Beaumont le gustaban las bebidas fuertes y las mujeres fáciles. Entonces ¿por qué no dejaba de flirtear con Jo Spears, la domadora de su nuevo caballo? Al principio solo había sido un juego hasta que al asomarse a los ojos color avellana de Jo había deseado más. Phillip era tan salvaje y cabezota como Sun, el semental al que Jo debía adiestrar. Y Jo, sin pretenderlo, había empezado a pasar día y noche con aquel sexy cowboy. Tal vez, Sun no fuera el único macho del rancho de los Beaumont que mereciera la pena.