La buhardilla deja traslucir la sensibilidad de Lucía Baquedano hacia esas relaciones interpersonales que surgen en un ambiente rural, ámbito narrativo que comenzó a frecuentar en Cinco panes de cebada. Allí, la presencia del pasado acompaña los actos del presente; pero la autora permite a sus personajes fluir en transformaciones, no restringe sus existencias al umbral del recuerdo. Es un relato sobre el encuentro de una adolescente con la consciencia de su propia identidad, teñido, de cierto realismo mágico y narrado en clave de misterio. Lectores de 14 años en adelante percibirán un latido de experiencia, aunque no se sucedan a lo largo de la historia persecuciones de vehículos, ruidos de bares ni historias del pop.