Marcial había sido un inconsciente que se había ido "perdiendo a trozos" por culpa de la bebida. Al final, no había quedado de él más que un armazón de huesos para sostener encima un abrigo y una leyenda. El abrigo aún puede verse tirado en la calle a las puertas de "La Botella Verde", el lugar de sus hazañas, la taberna en la que tantos días se emborrachó. Lo otro, su leyenda, es lo que se narra en este libro, que algunos contarán de mil maneras diferentes, como se cuentan todas las verdaderas historias.