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En las escasas referencias literarias a Francisco de Paula Carrasquilla se citan los Tipos de Bogotá como colección de escritos costumbristas, a nuestro juicio son más bien unas divagaciones en que se deja llevar por sus empeños en hallar el ridículo y la singularidad de un personaje que tenía preconstruido en su mente, que no compromete de forma necesaria la creación del ‘estereotipo’ sino el placer de llevarlo al papel y dejar que allí actúen por igual el instinto y la reflexión, no está de más citar a Juan de Dios Uribe:
El escritor debe aventurar por su cuenta aunque sean disparates, que suelen ser el principio de las verdades.
En La aguadora vemos pintada a una mujer del pueblo, en uno de los más bajos peldaños de la escala social.
El tinterillo, sí goza de la actualidad que le corresponde, aunque ha mudado algunas de las características relativas a la moda, y bien puede haber dejado la soledad en que lo muestra Carrasquilla para integrarse en un ‘gremio organizado’, al notar las ventajas de la murmuración en sociedad y del estatus que garantiza la integración laboral en calidad de parásito, que ha desarrollado, por gracia de la evolución, las más admirables habilidades miméticas, y hasta que se haga pasar por un respetable funcionario.
El recluta es, en cambio, aquel personaje anónimo que forjó la historia, y que puede seguirla forjando.
En La vergonzante se puede convertir en víctima de uno de sus propios epigramas, llevado por la piedad.
El usurero es un pequeño ‘viaje espiritual’ por un camino previsto, el triunfo de la voluntad y el final triunfo de la avaricia.
El maligno placer del chisme, el falso convencimiento de estar en el selecto espacio de la justicia y la rectitud se leen en La beata, agente incansable de la divinidad que espera tener su banco en el lado de los acusadores el día del Juicio Final.
En El albañil hay menos seriedad, más empeño en el apunte de costumbres y se recalca el itinerario esquemático.
La diferencia entre el diputado y el tinterillo no es clara en esta época: los tinterillos pueden ser diputados y viceversa, pero para el tiempo del escritor era muy clara la división.
En El músico de cuerda aparece uno de los juegos de palabras característicos del escritor-político-sociólogo, a la manera de un Wilde del Nuevo Mundo con empeños socialistas.
El contratista es el más ágil de los artículos que conforman los Tipos de Bogotá; se alcanza a notar el maestro del epigrama.
El barrio Egipto, cuna del chicharronero era uno de los típicos fortines históricos de Bogotá. El autor aparte de situar allí a su protagonista, lo ubica bajo un régimen matriarcal.
El protagonista del El recién llegado de Europa es el gomelo (palabra que aún no se encuentra en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua), sólo que, para nuestra tristeza, si al gomelo se le gastan las prendas a la moda, no tendrá problema en reponerlas, a diferencia de lo que sucedía con el personaje de Carrasquilla.
Tipos de Bogotá es una colección de artículos que merece leerse, de más fácil digestión que los brillantes epigramas o los retratos de Francisco de Paula Carrasquilla; el libro está ilustrado con acuarelas y dibujos de Ramón Torres Méndez.
Tipos de Bogotá