Memoria sobre las antigüedades neogranadinas

ebook Etnología colombiana

By Ezequiel Uricoechea

cover image of Memoria sobre las antigüedades neogranadinas

Sign up to save your library

With an OverDrive account, you can save your favorite libraries for at-a-glance information about availability. Find out more about OverDrive accounts.

   Not today

Find this title in Libby, the library reading app by OverDrive.

Download Libby on the App Store Download Libby on Google Play

Search for a digital library with this title

Title found at these libraries:

Library Name Distance
Loading...
La labor científica de Ezequiel Uricoechea, tras publicar algunos artículos en revistas científicas, continuó con la publicación de su primer libro: Memoria sobre las antigüedades neogranadinas, Berlín, 1854.
La importancia de la Memoria sobre las antigüedades neogranadinas radica en el enfoque descriptivo de los rasgos principales de las sociedades indígenas de Colombia.
Luego de una corta introducción, entra Uricoechea en materia con el texto más extenso del libro -cuatro capítulos-, que trata acerca del pueblo chibcha. En ellos consigna una descripción física del país que habitaron, su cosmogonía, sus adoratorios, sacerdotes y el culto al sol, que era la única divinidad a la cual los chibchas ofrecían sacrificios humanos, en los que asesinaban a los jóvenes prisioneros tomados en sus correrías bélicas, para salpicar con su sangre las piedras en las que daban los primeros rayos del sol naciente. Otra faceta de la vida de los chibchas que recoge Uricoechea es la mención de su concepto de la división del tiempo. Cuenta el autor que los chibchas dividían el día y la noche en cuatro partes, así: una parte (Sua mena) desde el nacimiento del sol hasta mediodía, una segunda parte (Sua meca) desde mediodía hasta la puesta del sol, un tercer segmento (Zasca) desde el anochecer hasta la medianoche, para terminar con un cuarto lapso (Cagui) que iba de medianoche hasta la salida del sol. Pero lo particular en este aspecto es la semana chibcha, que se componía de tres días, al final de la cual se organizaba un gran mercado. Este ciclo de tres días no tiene par en la historia, y ningún otro pueblo aparte del chibcha lo ha utilizado. Diez semanas de tres días constituían una luna, equivalente a nuestro mes. Recibía el nombre de suna, y para los chibchas marcaba el “gran camino”. El año constaba de veinte lunas y cada siglo estaba formado por un ciclo de 20 años. Es de anotar que los chibchas distinguían tres clases de ciclos temporales: uno para lo civil, un segundo para lo religioso y un tercero para lo relacionado con las siembras y la agricultura.
En el capítulo V encontramos la etnología del pueblo arma, que habitaba en el valle del río Cauca, en la banda oriental del río, al noroeste de la población de Supía.
El capítulo VI trata de la escultura en América; allí menciona Uricoechea los descubrimientos de Stephens en Yucatán, y las obras escultóricas descubiertas en Bolivia y Perú, y destaca los trabajos de talla de los araucas (arhuacos), habitantes de la sierra nevada de Santa Marta. En este apartado, hace el autor alguna acotación a la obra que acerca del descubrimiento de la Nueva Granada escribiera don Joaquín Acosta, uno de los naturalistas más notables del siglo XIX colombiano. Señala Uricoechea que “las caras de las figuras en el adoratorio tienen un carácter tan chinesco u oriental que parece que no fue muy exacto en su ejecución el grabador, siendo la expresión totalmente extraña a toda cara u obra de los indios”.
En el capítulo dedicado a los tunjos de oro dedica el autor su atención a las técnicas de orfebrería, platería y fundición. Asegura Uricoechea que los indígenas de la Nueva Granada conocían los usos para fundir el metal, vaciarlo, soldarlo “y tal vez batirlo” y menciona las técnicas usadas por las tribus peruanas.
Finalmente, seguido de un apartado dedicado a notas, encontramos el último capítulo de esta obra, que está dedicado a interpretar las costumbres que acompañaban el uso religioso de los tunjos de oro.
Memoria sobre las antigüedades neogranadinas