José Tomás de Cuéllar hizo de la crítica punzante su sello personal. "Baile y cochino...", una de sus obras más celebradas, parte de un rasgo típicamente mexicano: el gusto por las fiestas que no caben en sí mismas. Uno de los muchos logros de esta novela consiste en reunir a los personajes más disímiles, desde los ricos más opulentos hasta los sirvientes más humildes, sin que ninguno escape de la magistral sátira que entrega el autor. El habla, los usos, la vestimenta y hasta el trazado de la ciudad de México en aquel entonces aparecen frente al lector como si de pronto hubiera despertado en el siglo XIX, que a la luz de estas páginas no parecerá muy alejado de los tiempo que corren.