Dos hermanas, dos caminos

ebook

By Vianka Van Bokkem

cover image of Dos hermanas, dos caminos

Sign up to save your library

With an OverDrive account, you can save your favorite libraries for at-a-glance information about availability. Find out more about OverDrive accounts.

   Not today
Libby_app_icon.svg

Find this title in Libby, the library reading app by OverDrive.

app-store-button-en.svg play-store-badge-en.svg
LibbyDevices.png

Search for a digital library with this title

Title found at these libraries:

Loading...

Nuestra mansión estaba rodeada de altas vallas de metal. Había cámaras de seguridad dentro y fuera de la extensa propiedad. La entrada y la mansión estaban vigiladas por cuatro ex militares recomendados por un amigo de mi padre. Unos minutos después de que marcharan mis padres, nuestra niñera nos llevó a mi hermana y a mí fuera de la mansión para que nos diera el aire y jugar en una caja de arena determinada.

Nuestra niñera vio a los cuatro guardias de seguridad caminando hacia ella y pensó que era un poco inusual. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca uno de ellos la apuntó con su pistola mientras otro le tapaba la boca con cinta aislante y le ataba de brazos y piernas con una cuerda. Los otros dos hombres nos sacaron a mi hermana y a mí de la caja de arena.

Nuestra niñera estaba intentando liberarse y uno de los hombres la golpeó en la cabeza con la culata de su pistola.

Esos hombres se habían aprovechado de la confianza de mi padre para secuestrarnos por dinero.

Al día siguiente, mientras los hombres se preparaban para intentar contactar con mi padre, se enteraron por la televisión de que el jet donde viajaban había topado con una tormenta de arena. No hubo supervivientes.

Sus planes se habían echado a perder por ese desafortunado accidente. Los muy cobardes se sumieron en un estado de pánico.

Al cabo de unas horas intentando encontrar una solución, decidieron vendernos a mi hermana y a mí a familias ricas sin hijos.

A mí me vendieron a una familia de Rusia. Audra fue a parar con una familia que, irónicamente, vivía a dos horas de nuestra mansión en Holmby Hills, California.

Debéis estar pensando: ¿Cómo puede saber todo esto que nos está contando? Audrey era demasiado pequeña para acordarse.

La siguiente historia narra unos hechos reales que os contarán cómo sé lo que nos pasó a Audra y a mí.

Solo tenéis que seguir leyendo.

Dos hermanas, dos caminos